NEXUS, LA PROFECÍA DEL DÍA O DEL MILENIO
CAMBIO DE ERA, NUEVO MUNDO:
por Fernando Pardos
CAMBIO DE ERA, NUEVO MUNDO:
por Fernando Pardos
En todas las principales culturas aparece, desde la más antigua tradición y renovada, la Profecía de un nuevo tiempo en que nace o evoluciona una nueva humanidad, un nuevo mundo, una nueva era de Paz en que el ser humano desarrolla la conciencia integrándose con la Naturaleza y desarrollando la sabiduría, con una comunicación más completa, una comunión o común unión de Solidaridad entre todos los seres humanos, culturas, pueblos y civilizaciones, así como con los demás seres vivos de la naturaleza, viviendo en armonía, en coherencia con las leyes naturales y desarrollando, por tanto, un mundo mejor posible, como dice el actual lema tan extendido por el Foro Social Mundial, que surgió tras el Seminario de Cultura de Paz un año después de su apertura oficial en el Foro Social Complutense patrocinado por las Naciones Unidas (UNESCO) el 15-2-2000.
Del mismo Seminario Interdisciplinario mundial permanente de “La Cultura de Paz y No Violencia” de las Naciones Unidas (UNESCO-IPT-UCM) surgió también, en 2007, como Actividad Conexa, la constitución de la Asociación Científico-Cultural “Cultura Sin Fronteras”, CSF, y de ésta, en 2008, la OMCYH, Organización Mundial de Ciencia Y Cultura para el Desarrollo del Ser Humano, con el objetivo de integrar, fomentar y desarrollar la labor educativa de los principales líderes educadores del mundo, que al frente de múltiples organizaciones públicas y privadas, o espontáneamente, realizan su trabajo de reeducar a los seres humanos de todas las edades para su desarrollo más completo y el despertar de la conciencia hacia una nueva Cultura de Paz y No Violencia, mediante el desarrollo de los valores humanos, la Solidaridad, el Diálogo entre Civilizaciones o intercultural, la Tolerancia, etc. Es decir, para el Desarrollo Humano Sostenible, el desarrollo global del ser humano.
Si vamos a la esencia de todas estas corrientes nos encontramos lo mismo en el Islam y el Corán, con la sumisión a Allah y el acatamiento o coherencia a las leyes naturales que rigen al ser humano y a toda la naturaleza, expresado con los esquemas y características de esa cultura islámica, igual que en el cristianismo con sus propias características y esquemas culturales haciendo referencia a la venida del reino de Dios o reino de los cielos (de todo el Universo y sus leyes, podríamos decir) en la tierra. Así como en las demás religiones, culturas y tradiciones, como la Maya, Inca, budista, hindú, judía, etc. Al igual que la actual civilización occidental con todo el desarrollo de la ciencia y las humanidades plantea la aplicación de las leyes naturales tanto físicas, como biológicas, psicológicas y sociales para el desarrollo del ser humano y la vida en el planeta, visto como una totalidad y pasando por el ya no tan nuevo paradigma holístico (holográfico u holonómico) hacia una integración total con la naturaleza y un desarrollo de la conciencia y de la vida a nivel universal y en beneficio de todos.
La tolerancia intercultural, el respeto y la comprensión, implica en último término el conocimiento de qué significa Dios, Allah, God, el Universo, la Energía, la Vibración, la Realidad, el Ser, el Tao, etc. o como se le quiera llamar en las diferentes culturas del planeta. Para así no caer en una disputa absurda sino para entendernos a través de un diálogo constructivo. Pues desde esta perspectiva se ve lo irrelevante del planteamiento de si Dios existe o no, tanto como el cuestionarse si existe o no la Energía o la causa primera de la existencia y del movimiento, o el Ser, o si existe el Universo, el Cosmos, el Tao, etc.
Cada sabio sabe de lo que habla y el que lo interpreta de manera absurda solo refleja su falta de comprensión última cayendo en una discusión filosófica sin sentido, aunque utiliza mucha erudición y palabras o conceptos muy estudiados pero no comprendidos en su esencia última, pues sin la vivencia y conciencia de su significado último, primigenio o real, o como se le quiera llamar, solo se cae en una interpretación absurda y sin sentido real, que solo trae incomprensión y disputa absurda y estéril. Y por su fruto se le conoce. Pues no es el más erudito y el que más palabras utiliza, no es, digo, el que más sabe y comprende. Tantos niveles hay de conocimiento, de sabiduría, de conciencia…
¡Ojo a la vanidad intelectual o simplemente mental! Solo refleja incomprensión profunda.
Tratemos de hablar y entendernos con palabras sencillas y que cada cual las pueda entender o comprender desde su propio nivel, sin querer ser los más “listos” y tener la única razón. La realidad es inmensamente rica y desborda todas las mentes. Por eso es tan necesaria e imprescindible la humildad, para poder siempre aprender… y enseñar aprendiendo…
Solo sé que no sé nada, decía Sócrates, el mayor sabio de su época, y eso es vigente actualmente y siempre, por mucho que avance la ciencia y el conocimiento humano. Y está en los propios fundamentos del método científico.
Por eso no podemos rechazar por incomprensión cualquier desarrollo que se plantee con terminología de una cultura, tradición o filosofía, sino que debemos tratar de comprenderla partiendo de los elementos comunes y comprensivos. Por eso la simbología y la hermenéutica bien entendida, tiene tanta importancia. Y a nivel popular, el diálogo, respetando las diferencias y aprovechando su inmensa riqueza.
De ahí la importancia del estudio respetuoso y profundo de las diversas culturas y tradiciones más importantes, primero desde nuestra ignorancia e incomprensión, apoyándose en los elementos comunes y comprensibles para cada uno. Y así, paso a paso ir comprendiendo cada vez más sus propios esquemas culturales, distintos de los nuestros originales, para enriquecernos con esas diferentes concepciones y perspectivas de esta única e inmensamente desconocida Realidad que solo percibimos desde diversos ángulos, para ir aprovechando todos esos conocimientos en beneficio de todos, construyendo así en la práctica un mundo mejor posible, entre todos, aportando cada uno nuestro granito de arena y nuestra misión o labor en la vida, con solidaridad, construyendo paso a paso entre todos unidos ese gran mosaico intercultural, desarrollando una nueva civilización de comprensión, colaboración y com-unión en nuestro planeta, unidos hacia una nueva conciencia colectiva en esta nueva era del saber, la comunicación (diálogo) y la Paz. Utilizando esta nueva herramienta de que disponemos en la actualidad, de interconexión y comunicación, que es internet y las tecnologías de la comunicación, siempre en beneficio de todos.
Pues también las diferentes perspectivas de las distintas culturas nos permiten salirnos de nuestras propias limitaciones y “fanatismos” personales y culturales, abriéndonos otras perspectivas, ampliando inmensamente la creatividad y descubriendo siempre un mundo nuevo que nos muestra la realidad.
Hay tantos lenguajes y “culturas” como personas, conciencias y momentos. Y siempre todo se puede ver con ojos nuevos, desarrollando la conciencia y los valores humanos, y trascendiendo los egocentrismos y etnocentrismos.
Pero no todo vale, no cualquier planteamiento es válido, siempre hay que contrastarlo (como la ciencia) en la práctica con la realidad, y por sus frutos se conoce lo válido, constructivo y útil, teniendo siempre de referencia el beneficio de todos en cualquier aspecto.
De ahí la importancia de conocer, practicar y desarrollar los valores humanos universales, la ética y la moral natural.
Y todo este conocimiento nos permite conocer mejor la vida, la realidad y a nosotros mismos, y disfrutar cada vez más de su inmensa riqueza. Y da sentido a nuestra propia existencia, dentro del gran sentido (Tao) de la “Realidad” real, si se me permite la expresión.
Como todo escrito es de alguna manera reflejo y manifestación del autor, conocer mejor al autor permite entender mejor lo escrito por él. Así quiero manifestar que a lo largo de toda mi vida, la “Vida” me ha ido poniendo siempre en medio y como nexo de unión (permítanme las redundancias y los diversos giros y repeticiones para mejor comprensión) entre las más diversas culturas, tradiciones, disciplinas, personas y perspectivas.
Eso me ha permitido comprender mejor a cada persona y cultura, tal cual es, en su propia idiosincrasia y desde su propia perspectiva, trascendiendo mis propios egocentrismos, y poder realizar preciosas labores como mediador tanto profesionalmente (como psicólogo) como en la propia vida y relaciones interpersonales. Y quiero compartirlo, considero que es mi labor y deber, a la vida se lo debo y a todos los que me lo dieron, Gracias (ver Dossier adjunto personal y del Seminario Cultura de Paz, desde mi “retiro” en 2007, en “tiempo sabático”).
Los profetas hablaron no para mostrar el futuro como unos adivinos o futurólogos, sino para dar una enseñanza para aplicar y actuar para construir un mundo mejor, para cambiar nuestras vidas y desarrollarnos plenamente como seres humanos, para aplicar una psicología muy profunda que las grandes tradiciones de las diversas culturas del planeta han transmitido, y que la actual ciencia psicológica y la Psicología Transcultural empiezan a estudiar ya desde el siglo XX, pero que ha sido estudiada y enseñada desde el origen de la cultura humana por los grandes sabios y psicólogos de toda la Historia y pueblos. Se trata de la evolución humana, personal y social, hacia un nuevo mundo de paz, solidaridad y valores humanos.
Fue profetizado en las principales culturas, indicando detalladamente qué hacer y qué no, para evitar catástrofes y conseguir esa evolución aprendiendo, conociendo y enseñando, pero sobre todo aplicando, esas leyes que rigen la naturaleza y al ser humano, las leyes de la vida y su sentido evolutivo.
En el Corán se dice que un Día de Dios equivale a 1.000 años humanos (C32,1-5)*. Y continuamente habla de la llegada del Día del juicio y de la Hora, como también lo hacía Jesús hace 2000 años y tantos otros de las demás culturas.
Podemos construir un nuevo milenio de paz, solidaridad y valores humanos si aplicamos las leyes naturales con coherencia como se nos ha enseñado siempre en todas las Tradiciones y como estudia la ciencia actual, para cambiar nuestras vidas, personalmente y socialmente, para evitar las catástrofes predichas y también anunciadas por los científicos en la actualidad, como el cambio climático, la crisis nuclear, la guerra y la violencia de cualquier tipo, y construir una nueva era de sabiduría aplicada, riqueza, edad de oro anunciada y vivir una vida nueva, rica y feliz en este planeta Tierra, la casa de todos, como un gran Jardín, un paraíso terrenal, si aprendemos a vivir con coherencia aplicando las leyes naturales y viviendo felices formándonos y ofreciendo a los demás lo que tenemos y necesitan. Pues vivimos en un planeta riquísimo, el cerebro y la mente humana tienen un potencial inmenso aún no utilizado y la ciencia no tiene límites para descubrir tanta riqueza para servicio y beneficio de todos los seres humanos y demás vida de todo el planeta, por no hablar del Universo entero. Todo el poder de la Realidad en beneficio de todos. Es la Ley de la Vida, la Evolución.
Y nosotros (¡cada uno!) tenemos la Responsabilidad y la Libertad en la Ley de la Naturaleza, Sabia y Generosa.
¡GRACIAS!
Fernando Pardos
Presidente del Instituto de Psicología Transcultural,
IPT, Cultura Sin Fronteras, CSF, OMCYH
Tl.: (34) 692 06 06 24 / fpardox@gmail.com
Observar la Ley (Natural) no es solo verla, descubrirla y conocerla, sino aplicarla, cumplirla, con coherencia en la Realidad, es Vivirla naturalmente!
Ver Dossier del Seminario de Cultura de Paz de las Naciones Unidas (UNESCO-IPT-UCM) Adjunto: http://posidoniafestival.net/docs/Dossier.pdf
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